viernes, septiembre 29, 2006

La escapada (una de tantas)

Ahir vaig estar rebuscant en un racó del meu jo (i del meu ordinador) i, entre d'altres, vaig trobar un escrit que no em va desagradar. Té poc més d'un any...

Cepillo de dientes, bragas limpias, papel y boli, camiseta de la suerte,... stop.

La suerte es como la religión. Que crees porque necesitas creer o porque Dios (o quien quiera que sea) te hace creer en ella. Porque nos aferramos a algo in-a-fer-ra-ble sólo por ser y por creer. Sólo por necesidad. ¿La suerte existe?, me pregunto. Laura, ¿la suerte existe? (Así es como hago para preguntármelo). ¿Dios existe? Esto también me lo pregunto a menudo. Tengo amigos y amigas que dicen que existe “algo” más allá, que cada uno lo interpreta a su manera pero que existe y nos da fuerza ¿y sentido? A mi nadie me da nada, a parte de mi padre y de mi madre, que me lo dan todo. Quizás ese sea un comentario un tanto realísimo, lo acepto. Pero yo creo en mis padres. Creo en ellos desde que tengo conciencia de ser. A lo que iba. La suerte. Que mi camiseta se manchara de pintura verde junto a la del que hoy es el futuro padre de mis futuros hijos (obsérvese que nada es real aún) y luego de lejía en una excursión en la que conocí a la que es hoy mi mejor amiga, y que además la llevara puesta el día del primer examen, que aprobé con nota, de la carrera universitaria que hoy en día me da de comer... ¿es casualidad? ¿O es simplemente cuestión de probabilidad? Me lo pregunto una y otra vez, y cuando llego a la esencia de la cuestión, deduzco: ¿qué es la suerte? ¿la suerte es? Porque si ni tan siquiera puedo responder a si la suerte es o no es, cómo coño voy a saber qué es. Y ahí me quedo siempre. Prendida de un hilo azul (hay hilos de distintos colores que prenden de mi cerebro) que nunca he conseguido rescatar, volviendo y revolviendo en la memoria que no en el pensamiento... ni en el cerebro, que está visto que no evoluciona (al menos el mío).

Play. Camiseta de la suerte, iPod (o cómo voy a seguir construyendo la banda sonora de mi vida si mi vida sigue y no puedo oirla). Stop.

Calla, que a lo mejor es por eso por lo que no paro de dar vueltas a la misma mierda de vida. Calla, que a lo mejor me llevo la misma música a todas partes y por eso no oigo la nueva, ¡porque siempre llevo puesta la vieja!

Play. iPod, sonrisa y corazón.

Esto último lo pongo por poner porque hace tiempo que no encuentro esa patata roja con venas que no laten en mi interior...

Lo que me gusta y lo que no me gusta.
Me gustan las nubes y el sol cuando sale por detrás después de la lluvia. Me gusta el chocolate, no me gusta la gente que dice que no le gusta el chocolate (porque es mentira). Me gusta el amor.